Por ese entonces vivía en la Rosendo Gutiérrez y
trabajaba en la vieja Última Hora, la de los buenos tiempos, cuando
Mario Mercado aún vivía. Esa mañana me despertó el ruido de los
disparos. Me levanté asustado, corrí a las ventanas del fondo y desde
ahí pude escuchar nítidamente el tiroteo. Era el 5 de diciembre de 1991.
La balacera se producía en la Abdón Saavedra, en la casa donde la
Comisión Néstor Paz Zamora tenía secuestrado al industrial y dirigente
deportivo Jorge Lonsdale.
Prendí mi radio (por la
hora no habían comenzado los informativos en televisión) y escuché el
relato de lo que pasaba: la refriega, la toma violenta, las
declaraciones de un militar cuya empleada doméstica había descubierto en
su baño a dos de los guerrilleros (Miguel Northtufter y Luis Caballero
Inclan). Esas declaraciones fueron rescatadas por BolPress: “Los ruidos
en el techo de mi casa y disparos me despertaron. Lo primero que hice
fue bajar al dormitorio de mi papá y preguntarle qué pasaba. La empleada
había sido amenazada por dos personas armadas en el pequeño baño (que
queda en un corredor abierto, ubicado al nivel del sótano, en relación a
la calle Abdón Saavedra). Mi casa estaba ya con varios policías
civiles, unos nueve creo, y detuvieron a las dos personas, las
maniataron con sus cinturones, creo, y se las llevaron (...) salieron
por aquí (señalando una ventana desde su dormitorio en el 2° piso) que
da a un techo de calamina y por donde antes habían llegado los dos...
Sí, por ahí salieron policías y detenidos. Ya antes se movían en los
techos otros policías y se veía una escalera que estaba colocada junto a
la casa de abajo, que colinda con la del Sr. Torres... Uno era delgado,
de unos 30 años, calvito. El otro era moreno y de baja estatura. Los
detenidos (...) se rindieron ante la Policía que les amarró las manos y
los sacó como dije. Aún gritaba uno Viva el ELN…”.
Luego, esos detenidos y maniatados fueron llevados a la terraza y
arrojados desde ahí, según cuentan los testigos. Claro, La Paz es un
embudo y desde las casas que están unos metros más arriba se veía todo
lo que pasaba.
Por qué traigo esta historia, porque
quién comandó el operativo y dio todas las órdenes fue Carlos Valverde
Bravo, por entonces jefe de Inteligencia de Jaime Paz Zamora, quien se
disfraza, hoy por hoy, de periodista y acaba de editar el libro ¡Maten a
Rózsa! destinado a sembrar dudas sobre el caso que involucra a
mercenarios y a separatistas cruceños. No voy a comentar el libro, lo
leí y reí mucho por lo forzadas de las conclusiones, pero sí me gustaría
que Valverde ponga el mismo celo en contar toda la verdad de la masacre
de la Adbón Saavedra, porque los que tienen techo de vidrio no deberían
dedicarse a tirar piedras al cielo.
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